17 de noviembre de 2010

Reflexión sobre la actitud de los senadores

Ayer se votaba en el Senado una moción relativa a la neutralidad de internet. Es admirable la iniciativa de miles de personas que, como Enrique Dans, se han lanzado a internet, a Twitter, a manifestar su opinión acerca de esta moción con la esperanza de sensibilizar a los senadores. Incomprensible la actitud de éstos, que han vinculado el sentido de su voto a la manifestación de esas opiniones a través de internet, en lugar de al contenido de la moción en sí.

Admirable la iniciativa de los primeros porque demuestra que, pese a lo que nos quieren hacer creer, existe un gran número de personas interesadas en lo que se decide en las cámaras. Y no solo eso. Además les gustaría que, de alguna manera, su opinión se viese reflejada en el voto de sus "representantes".

Intolerable la reacción de los senadores tachando la iniciativa ciudadana de, y cito, "inaceptable" y "una grave falta de respeto a la labor de los senadores y a la institución".

Y escribo "representantes", entre comillas, porque parece increíble su falta de receptividad a la opinión de las personas a las que, se supone, representan y sirven.

La actitud de ayer por parte de los senadores demuestra lo indispensable de inciativas como la del Partido de Internet, que rompe la dinámica de la política actual, permitiendo que los ciudadanos decidan democráticamente el voto de sus diputados o senadores en las cámaras.

Desde aquí animo a los miles de microbloggers que hoy han buscado influir en la votación con sus mensajes en Twitter a que continuen haciéndolo. Y también a los millones de ciudadanos que, como yo, se han indignado al enterarse de esta noticia a que no se conformen con expresar su opinión una vez cada cuatro años. Los ciudadanos tienen derecho a expresar su opinión y a tener unos representantes en las cámaras que la trasladen.

Nosotros somos el pueblo. En nosotros reside el poder. ¿Cuándo lo hemos perdido?

Emilio González Olivera y otros dos autores (a los que no he pedido autorización para citar).

13 de noviembre de 2010

1770

Han transcurrido 1770 días desde la última vez que publiqué una entrada en el blog de eStupefactus.

"Algo importante tiene que haber ocurrido", pensaréis, "para que Emilio publique una entrada nueva en el blog de eStupefactus, 1770 días después".

Lo cierto es que sí.

Cuando empecé a publicar entradas en el blog, mi intención era expresar mi opinión sobre lo que en ese momento se considerase noticia política. El objetivo hoy es diferente. Hoy quiero daros a conocer una iniciativa con la que llevo unos meses colaborando. Me gustaría presentaros al Partido de Internet, aunque es posible que algunos ya lo conozcáis o hayáis, al menos, oído hablar de él.

¿Qué es el Partido de Internet? Héctor Pérez, Presidente del partido lo expresó así:

"[...]un partido cuyos diputados voten en el congreso lo que se decide por Internet"

Podéis leer la entrada completa en su blog.

El voto de los diputados del Partido de Internet representará, en cada votación, el sentir mayoritario de la ciudadanía. Sin proporcionalidad. Sin D'Hondt.

Una vez cada cuatro años celebramos "la fiesta de la democracia". Pero a esa fiesta, los hay que acuden para evitar que gobiernen los unos. Los hay que acuden para evitar que gobiernen los otros. Los hay que no acuden. Y durante los cuatro años que siguen a la fiesta, gobiernen los unos o los otros, algunos de aquellos que los apoyaron, no secundarían algunas de sus actuaciones parlamentarias. Si pudieran, claro. Que no pueden. Porque el día de la fiesta delegaron su voto durante cuatro años.

¿Existe, acaso, forma de no delegar el voto durante cuatro años? Sí. Votar al Partido de Internet. La diferencia entre tener como representante a un diputado del Partido de Internet o a uno de cualquier otro partido es que, al primero, cada ciudadano puede indicarle una opción de voto diferente (sí, no o abstención) para cada votación en el congreso, si así lo quisiera. El voto del segundo no depende del sentimiento de sus representados, sino de la voluntad de su partido y en ocasiones, del gobierno.

Es común no coincidir con la opción elegida por nuestros representantes en el congreso a la hora de votar. Pero ahora, aparte de despotricar, nada podemos hacer. Ni salir a la calle, ni recoger firmas, ni nada de nada. Nada ablanda la disciplina de partido. Y, a lo mejor, la opción elegida y opuesta a la que elegiríamos si pudiéramos, es la mejor posible. Pero como no nos lo explican... Luego se habla de la brecha entre el poder político y la ciudadanía... ¿cómo se originará?, me pregunto.

El Partido de Internet está aquí para reducir esa brecha. Para que la política no sea algo ajeno a los ciudadanos. Para que la opinión de éstos últimos se escuche en el congreso.

Infórmate. Colabora. Entre todos podemos cambiar la forma en la que funciona la política.

Un abrazo,

Emilio González Olivera